viernes, 27 de mayo de 2011

Una tarde curiosa.

Es una tarde de esas, sí, lo es.
Frente al televisor, un par de chicas con ganas de llorar y sacar todo lo que llevan dentro. Sobre la mesa, Titanic, Pearl Harbor, Quiéreme si te atreves y algunos títulos más a elegir. Además, una bandeja con palomitas, helado de chocolate, dulce de leche y caramelo acompañan al vaso de coca cola que no se ha estrenado.
Luego, toca divertirse, tras haber sentido emociones tan intensas hace falta hacer el tonto un instante, y si no, ¿para qué está la música?...
I feel good...ta na na na na na na....el cepillo siempre cede a ser mi micrófono particular y, mi público, el resto de muebles que forman parte de mi casa.
Pronto, muy pronto, llegará esa tarde y, la recordaremos durante una larga noche que compartiremos juntas, todas, para el resto de nuestros días.

viernes, 13 de mayo de 2011

Eres tú

Hay algo en ti que me embruja, no se si es tu voz, con la que dulcemente me susurras te quiero, no se si son tus ojos, tus verdes ojos que me dicen lo que me amas, no se si son tus labios, con los que me dices tantas cosas, con los que besas mi piel, no se si son tus manos, que me acarician de esa manera tan suave, no se si es tu risa, con la que conquistas mis sentidos, no se, pero, lo haces de una manera tan sutil, que apenas me doy cuenta. Es tan solo en esos momentos en los que gasto mil horas recordándote, cuando no puedo dejar de mirar tus fotos, cuando necesito escribirte, cuando necesito cantarte, amarte, soñarte, besarte, escucharte, tocarte, o simplemente, saber que estás ahí, a mi lado, cuando me percato de ello, tu embrujo, el embrujo que me ata, eres tú.

Unicornio azul

Como en aquella canción que sonaba, un unicornio azul se pierde, en algún lugar, no deja rastro ni pista donde localizarlo. Se pierde dejando un corazón triste, dejando un hueco imposible de llenar, una imagen imborrable de mi memoria, un sonido que se repite, un olor constante a su perfume. Solo tengo ese unicornio azul, y aunque tuviera dos, solo quiero aquel, porque mi unicornio azul, se fue.

Una tarde de verano cualquiera

Hoy me he levantado colocando el pie derecho ante el izquierdo, mejor prevenir. Unas tostadas con mantequilla y mermelada estaban colocadas sobre la mesa, la leche estaba en el microondas y el café, recién hecho. Eran ya las diez de la mañana cuando, de una manera repentina, me entraron ganas de darme una ducha con agua bien fría. Tras haber resuelto el problema con el enredo en mi pelo, cogí las llaves del coche, el bikini, y pasé a por mi prima. Mi tía también quiso animarse a nuestra idea de playa, sol, mar y chicos guapos sobre la arena, así que  salió justo delante de nosotras. La música de los 40 principales amenizaba nuestro trayecto, haciendo que bailásemos durante toda la recta que nos dirigía a Playa del Inglés. Yo estaba estupendamente, me encontraba más a gusto que en toda mi vida. ¡Por fin había cogido el coche yo sola! Me había atrevido a conducir sin mi padre a mi lado indicándome cada paso o cada error y, la verdad, no ha estado nada mal. Divisamos un lugar perfecto para aparcar, muy cerca y de fácil acceso. Cuando ya nos habíamos bajado, llegaron a nuestro lado mis primos que, tras un largo camino en bicicleta, estaban muy cansados. Toalla y sombrilla en mano, y sin dejar atrás mi cámara, inmortalizadora de momentos inolvidables, nos dejamos caer sobre el hueco que compartimos, en aquella cálida arena, durante toda una tarde.

martes, 3 de mayo de 2011

Contigo

¿Por qué me miras así? ¿Yo? Sí, tú. Ah…nada, estoy pensando. ¿En qué? En todas las cosas que podríamos hacer ahora mismo. ¿El qué? Cuéntamelas. Pues, para empezar, podría acostarte sobre esa cama, quitarte la ropa delicadamente mientras te beso en el cuello, o tal vez la oreja, aún no lo tengo claro. Quisiera observar tus labios, encontrar algún hueco, por mínimo que sea, por donde pueda saborear con la ayuda de mi lengua los fluidos de tu boca. Tumbarte en esa cama y hacer que digas mi nombre una y otra vez, sentir tu cuerpo junto al mío, sentir cómo late tu corazón, cómo suspiras en mi oído. Podría llevarte a algún lugar en el infinito que aún no conozcas. Llevarte por un camino de rosas esparcidas sobre el suelo que pisarán nuestros pies al lugar donde el agua caiga sobre nosotros, mientras nos amamos, sin olvidarnos de mostrar con la mirada el deseo que nos lleva a estar juntos. Sentarnos uno frente al otro en la bañera mientras el agua con espuma se encarga de relajar nuestros músculos, nuestra pasión, y el aroma a vainilla ambienta el lugar. Tumbarnos en la cama que conformará el espacio donde nuestros mejores sueños se van haciendo, poco a poco, realidad.